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Bidesari es una asociación promovida por la Iglesia Diocesana de Vizcaya para atender al colectivo de presos y expresidiarios, un grupo de personas afectados por un alto grado de marginalidad, ya que a las causas ordinarias de exclusión, se le une el estigma de la cárcel.

Bidesari trabaja en dos ámbitos: dentro de las prisiones de Basauri (Bizkaia) y Centro Penitenciario de Álava, con varios programas de intervención grupal e individual, animación sociocultural y dos programas específicos en prisión contra la droga y de apoyo a inmigrantes encarcelados. Fuera de prisión, Bidesari tiene un programa residencial en el que mantienen 2 viviendas con 14 plazas para acogida de reclusos sin vínculos familiares durante permisos, una vivienda para reclusos con enfermedades graves crónicas y  2 viviendas para personas exreclusas que han terminado el cumplimiento de sus condenas, con 6 plazas, como puente para su inserción socio-laboral.

Además, fuera de prisión existen actividades de ocio en el que conviven los exreclusos con personas normalizadas, para favorecer su contacto con la sociedad, para que conozcan otras realidades diferentes al mundo de la marginalidad y exclusión.

En 2011 la Fundación Carmen Gandarias colaboró con el programa que desarrollan con personas inmigrantes extranjeras privadas de libertad. Se trata de personas que deben cumplir tres requisitos: deben ser inmigrantes no afectados por consumo de drogas, condenados por delitos menores (normalmente, delitos contra la propiedad por robos), y que hayan mostrado una clara disposición a integrase en nuestra sociedad. El programa aborda de forma multidisciplinar la problemática de los presos inmigrantes, con un acompañamiento personal individualizado, administrativo, judicial y de integración social.

Desde 2012 hasta la actualidad la Fundación está apoyando el programa de acompañamiento de personas presas en la cárcel de Basauri (Bizkaia), Centro Penitenciario de Alava. Se está atendiendo a 130 presos drogodependientes y sin estudios, con penas medias de 5 años, para ayudarles a superar su situación y prepararles para la vida en libertad.

Estas personas presentan un perfil de grave exclusión social, marginación y acumulación de problemas: pobreza, drogodependencia, familias desestructuradas, inexperiencia laboral, ausencia de formación académica, desempleo, inmigración, enfermedades físicas y mentales ...

La intervención en prisión se basa en una metodología de trabajo tanto individual como grupal, de eficacia contrastada. Para el desarrollo del presente proyecto, Bidesari cuenta con un equipo de cuatro profesionales.

Desde 2017 estamos financiando también el programa Ezan Ez, en el que son los propios reclusos los que actúan como educadores de los jóvenes en riesgo de caer en el consumo de estupefacientes. El programa está formando a un grupo de personas encarceladas que han conseguido rehabilitarse, para que, actuando como formadores, transmitan la dureza de su experiencia a jóvenes de edades entre 14 y 18 años. El proyecto tiene un doble beneficio:

• Personas encarceladas aprenden que, desde su experiencia vital, tienen mucho que aportar a nuestra sociedad, lo que beneficia su proceso de inserción social.
• Jóvenes en edad de riesgo aprenden que el camino a la exclusión social a través del consumo de drogas y del delito está más cerca de lo que piensan, y que precio a pagar por no decir No a tiempo es muy alto.

Ezan Ez ha intervenido en acciones formativas en 40 centros educativos del País Vasco desde 2017 hasta la actualidad, formando a más de 2.500 jóvenes en situación de riesgo. En 2024 el programa Ezan Ez se está extendiendo a otros 8 centros educativos con otros 300 jóvenes formados.