Codespa es una fundación con más de 30 años de antigüedad, que nace por iniciativa de profesionales solidarios que desean impulsar el desarrollo de los países de América Latina, África y Asia.
La Fundación ha financiado en 2015 y 2016 un proyecto para la reintegración, educación y apoyo social para niños y jóvenes en situación de abandono y exclusión social, que se desarrolla en la ciudad de Goma, República Democrática del Congo. En la ciudad de Goma se ubica el Centro Don Bosco Ngangi, regentado por los Padres Salesianos, cuya misión es la acogida de niños de la calle, normalmente huérfanos de guerra o abandonados por sus familias, y acogimiento y recuperación de "niños soldado", niños y jóvenes apartados a la fuerza de sus familias por las guerrillas y que se hallan en situación de extremo deterioro psicológico.
Codespa colabora con este centro de los Padres Salesianos desde hace 10 años. Allí los religiosos ofrecen a estos niños un entorno seguro y acogedor, en el que además de alojamiento y manutención, ofrecen educación primaria, apoyo psicológico y formación profesional. Además existen programas específicos, como el de atención de madres jóvenes, destacando, entre ellos, el de recuperación de los "niños soldado", que requieren una asistencia especial, con un programa previo de integración psico-social, y un trabajo de reinserción en las familias de las que un día fueron apartados y las jóvenes embarazadas víctimas de violación.
El Centro salesiano Don Bosco ha asistido a más de 35.000 niños, niñas, jóvenes y sus familias en los últimos 15 años, de los cuales 27.000 han vuelto a convivir con sus familias. Anualmente, este Centro apoya a 3.700 niños y jóvenes en situación de extrema vulnerabilidad. La Fundación ha financiado el coste laboral de varios asistentes sociales en dos casas de acogida del Centro Don Bosco, así como la compra de aprovisionamientos y material sanitario e higiénico propios del proyecto.
Desde 2017, la Fundación Carmen Gandarias está apoyando a Codespa en el desarrollo de programas nutricionales en Angola, África. Estos programas se entroncan con un plan estratégico nacional promovido por el gobierno de Angola para la mejora de la calidad y variedad de los cultivos en el país y la introducción de cría de animales que se adapten mejor al medio.
- En 2017, financiamos un proyecto en Angola, en las provincias de Huambo y Bié, para la mejora nutricional de la población, mediante la creación de bancos de semillas de soja de calidad, e introducción del cultivo de soja en los hábitos alimenticios de la población. Este proyecto ha beneficiado a 900 personas de 150 familias.
- En 2018, la Fundación ha apoyado una proyecto en la provincia de Cunene, Angola, para la mejora de acceso a la tierra y la nutrición de la población, con 700 familias beneficiarias, con 3.500 miembros. El proyecto se desarrolla a través de 50 cursos de formación teórica y práctica para mejorar la dieta de las familias utilizando productos locales y mejorar las técnicas de cultivo.
- En 2019 extendimos el programa iniciado en 2017 y 2018, para la introducción de nuevos cultivos, creación de bancos de semillas e instauración de coorperativas agrícolas y formación nutricional a 150 familias, en la provincia de Cuanza Sur, en Angola, un proyecto que está beneficiando a más de 900 personas.
- En 2020 seguimos reforzando la introducción de nuevos cultivos, creación de bancos de semillas, cooperativas agrícolas y educación nutricional con un nuevo proyecto en la provincia de Cunene, Angola, que está beneficiando a 200 familias.
- En 2022 mantenemos esta colaboración con un programa de introducción de semillas de calidad y cría doméstica de cabras, con la creación de bancos de semillas y cabritos para ir ampliando el rango de cobertura geográfica del proyecto a nuevas familias. Este programa está apoyando a 2.000 personas de 250 familias en las provincias angoleñas de Cunene y Bié.
- En 2023 y 2024, como extensión del proyecto de 2022, nuestra colaboración con Codespa se ha ampliado la protección a la comunidad indígena Koishan, de Cunene y Bié, para ayudar a este grupo nómada a formarse en el cultivo de la tierra, introducción de cultivos más eficientes y creación de bancos de semillas para una comunidad total de 1.000 personas.